A veces ella se adorna demasiado. Olvida que para cabalgar el viento sólo necesita su alma salvaje, su corazón de niño y su bicicleta. Bicicleta con frenos mejor, por si acaso, no sea que se le embale el corazón y no sepa parar y pase demasiado deprisa.
A veces el viento simplemente te aparta lo que no necesitas, se lo lleva y debes dejarlo ir y volver a la carrera, volver la vista al presente y seguir disfrutando sea de tu tristeza, sea de tu dicha, todo pasa y todo queda, como decía Machado. Aquí en el ahora que es lo único que tienes, cabalgando el viento en tu bicicleta.